Desenvolverse en un nuevo reto en la cocina y salir ileso, es comparable con la teoría del científico Charles Darwin, quien planteó su argumento evolutivo sobre las “formas de vida” que sobrevivieron a un ritmo distinto amoldándose a un nuevo clima o diversos factores externos.
Preparar nuevas recetas y salir de la zona de confort de tu cocina es más usual de lo que se cree, pero la clave para lograrlo es la organización y dedicación. Al igual que la teoría de Darwin, este es un desarrollo continuo y sin fin, donde la determinación protagonizará el papel más importante.
Los chef que asumen nuevos retos deben ser rápidos en el aprendizaje, ya que los comensales no entenderán que apenas “el iniciado” está en la fase preparatoria. También el acondicionamiento mental será vital para enfrentar el día a día de la nueva cocina.
Conocer el espacio físico de trabajo y sus distintas divisiones será importante para moverse ágilmente dentro del recinto y encontrar los utensilios fácilmente. Además, la observación ayudará a comprender al equipo de trabajo, propiciando un acercamiento que promueva la aceptación de un desconocido y un nuevo estilo de trabajo.
Este proceso se podría denominar análisis de entorno.
Investigar, estudiar, indagar y preguntar son las cualidades que todo chef debe poseer al entrar a una dinámica distinta o iniciar sus pasantías, ya que al preparar un platillo desconocido, el chef se enfrenta a una dimensión desconocida denominada incertidumbre, que puede jugar en contra, si no existe la certeza de los conocimiento adquiridos.
La incertidumbre también está ligada a un síndrome psicológico que genera la propensión al fracaso, por no tener fe en lo que se realiza. Generalmente, el concepto de fe se asocia con las religiones y cultos, pero para los psicólogos es una afirmación de la psiquis para obtener cambios positivos, que propicia la paz mental.
Pero se debe tener cuidado al preguntar demasiado, ya que la concentración también representa un fundamento para realizar la tareas culinarias con éxito. Si se dedica a escuchar, no podrá actuar a tiempo.
Las exigencias de la cocina son extremadamente altas, es por esto que los chef están bajo presión constante, demandas incesantes y estrés agobiante, pero no todo es malo. Recibir las felicitaciones de un comensal o una jornada sin quejas es más que suficiente para sentirse gratificado.
Afrontar los cambios de cocina implica el reto más difícil de superar, pero el decálogo de los chefs incluye las ganas de aprender como n motor de motivación, de lo contrario, el conformismo invadirá la preparación de los platillos, que presentarán mediocridad a los comensales.
La buena cocina siempre tendrá merito, y para pertenecer a ella, debe considerarse todas la variables explicadas sobre cómo enfrentarse a los nuevos desafíos gastronómicos.