La cultura y la gastronomía siempre estarán atadas por un lazo invisible e inquebrantable, que muestra la conexión entre lo que somos, lo que comemos y cómo lo preparamos. A este vínculo también se suma el modo en que nos preparamos para comer.
En la mayoría de las culturas mundiales el protocolo para almorzar –principalmente en esta sección del día- se limita a lavarse las manos, preparar la mesa y servirse los alimentos. Pero en otros países, recibir un plato con una sola mano es un gesto desagradable y de mala educación.
En Corea, sujetar un envase con las dos manos es signo de respeto, sobre si se recibe de una persona mayor. No comer hasta que el anfitrión empiece, es una regla que también se aplica en este lado del mundo.
Los franceses se molestarán si colocas los brazos debajo de la mesa apoyándolas en las piernas, ya que no sabrán a ciencia cierta qué haces con las manos. Tampoco se debe acomodar los codos en la mesa; esto es una norma medieval que evitaría el choque entre comensales.
Existen normas establecidas incluso para consumir cada alimento, como el caso de Alemania, donde la papa no se debe cortar al momento de ingerir. Sólo es necesaria aplastarlas un poco con el tenedor, para que se integre con el sabor de los otros ingredientes del plato.
La sobremesa en España es primordial, y es considerado descortés una huida inmediata después de comer. Esperar la digestión con los compañeros de trabajo o en una amena reunión familiar es lo correcto. Esto es un rito clásico que requiere una hora de su tiempo para llevar a cabo.
Tailandia exige a sus comensales comer con una cuchara, en vez de los tenedores, como suele ser la costumbre en la cultura occidental. La comodidad que brinda la cuchara marcó la preferencia al momento de su colonización; por esta razón, los tailandeses prefieren el tenedor sólo para ayudarse a comer con la cuchara.
Los espárragos acompañados con salsa, son considerados en Gran Bretaña como un snack. Esto hace que su consumo no requiera cubierto alguno; así que sólo es necesario tomar el espárrago por el tallo, sumergirlo en la salsa, morderlo, y desechar el extremo menos blando de esta verdura.
La norma más inesperada para la cultura occidental se lleva a cabo en Marruecos, donde un comensal expresa su aprecio a la degustación local con un eructo. Este gesto, que suele ser indeseado, es una señal de agradecimiento y respeto a esta cultura culinaria. Simplemente, eructar no es un acto de mala educación, sólo es una muestra de que la comida estaba deliciosa.
Estas reglas no son obligatorias, pero siempre es necesario leer y conocer un poco más sobre la cultura de otro país antes de visitarlo para desenvolverse mejor, y no llevarse sorpresas.