Estaciones de Servicio

Chinita Bakery
-Hagamos un tour de estaciones de servicios. Y después podemos escribir un blog, y recomendarlas o destruirlas. Aparte siempre terminamos viniendo a estaciones de servicios.

-¡SÍ! Por ejemplo de esta. el café es muy bueno y la atención también, pero los baños son un desastre.

-Para mí la mejor a la que fuimos fue la Tigermarket, hasta ahora.

-SÍ, para mí también. Las que son buenas son las de los tacheros.

-Es verdad. Bueno, vos encárgate de armar el blog.

Y así siempre terminamos la salida tomando un café en alguna estación, elegida al azar, dependiendo de la zona en la que estemos.

Vos… Chico, fuerte y solo. Yo, mediano y con más leche (descremada) que café. Y con algo dulce, por favor.

El fin de semana, caminando por calle Corrientes, desde Almagro hasta el centro, no encontramos ninguna estación abierta. Entonces tuvimos que pedir dos cafés en un quiosco de alguna esquina (pongamos que Corrientes y Cinco antes de talcahuano), atendido por un tipo colombiano?.

-Tenes café?

-SÍ.

-Bueno, dos. Chicos. Uno solo y el otro con leche.

-Edulcorante para uno solo.

-¡Ah, pero qué horrible que es este café!

Caminamos unas cuantas cuadras más y terminamos dejándolos arriba de un tacho de basura, quizás algún transeúnte los vea y se los tome. No está tan mal para las cinco de la mañana con un poco de frío. ¿Que qué hacíamos a las cinco de la mañana caminando por el centro? Sencillo, a la noche fuimos a tomar una birra artesanal en un barcito un tanto hippie. La camarera nos trajo juntos con la carta un antifaz multicolor. Nos llamó la atención, vos pensaste que se lo había olvidado y yo que lo dejó a propósito. Dicho y hecho, lo había dejado para identificar la mesa. En vez de ponerles números, le ponen objetos raros. Una tenía una estatua de algo que no logré identificar, otra un Mickey de los años 80, otra un chiche de alguna cajita feliz de Mc Donalds, y así… me gustó ese bar. Nunca supe el nombre. Vos ya habías ido una vez, pero te diste cuenta cuando ya estábamos adentro. En el menú a todo le ponían morrón, qué raro esto, te comenté. El patio de afuera donde podía fumar, la palmera en el medio, las lucecitas de colores que tanto me gustan. La foto a las luces, la chica con la remera de Ganesha que sale en el encuadre y media cabeza tuya en el margen inferior derecho. Siempre saco fotos. Me gusta tener recuerdos no sólo mentales de las salidas, sino también fotográficos. Como dice un escritor: “Tengo tus fotos no para acordarme de vos cuando la miro, sino para mirarlas cuando me acuerdo de vos”. Después del bar fuimos a un telo de la calle Perón (esa será otra historia que no vale la pena desperdiciar en tres lineas) y para terminar nos fuimos en busca de la estación de servicio inexistente. Tanto caminamos que llegamos hasta el centro. El centro tiene algo muy loco, a la madrugada, casi la mañana es una cosa, totalmente diferente que el centro del mediodía/tarde llenísimo de gente de va y viene a sus oficinas, trajes, carpetas, expedientes, gente que corre y tráfico, mucho tráfico. Pero también hay un tercer centro, el de la noche, calle Corrientes iluminada por los teatros, parejas de la mano, librerías de saldos, Guerrin y la mejor pizza de Buenos Aires. Y el factor común de lo tres centros es el puesto de garrapiñada abierto las veinticuatro horas, ahí al ladito de un teatro sobre la avenida principal.

Volviste a repetir que las mejores estaciones son las que paran los tacheros, porque tienen buenos precios y el café está bien. Pero tienen que ser las de GNC, agregaste.

Horas antes, por Almagro pasamos por una (creo que sobre la calle Humahuaca, ¡qué mala que soy con las ubicaciones!) que no me acuerdo el nombre, pero tenía todo el techo rojo, con las letras en blanco, y las luces intermitentes, no porque sea un efecto copado, sino porque estaban en corto seguramente. Y yo te dije:

-Mira, es un buen plano para una escena de terror, y me dijiste que sí. Pero a esa hora queríamos cerveza, era temprano para un café.

Me gusta el ritual del café a la madrugada. Nunca tuve con otro flaco el tema del café. Me gusta lo que se hace hábito. La salida, el café, casa. Bueno, casa lo cambiaría por otra cosa, pero ponele que casa a las tres de la mañana. Martes con “M” de “Me gusta estar con vos”.

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