La originalidad siempre destaca en cualquier arte, y el de las recetas culinarias no es la excepción. No se dejan guiar por grandes chefs. Esta generación de hípster pueden usar las redes sociales para dar su opinión sobre lo que consideran vale la pena consumir, lo novedoso, lo “cool”.
El hipster es un amante de las culinarias exóticas. Comidas asiáticas, peruanas, mexicanas, son conocidas, pero ellos buscan más la autenticidad. La mayor parte del tiempo prefiere preparar cenas exóticas caseras, lo que los lleva a comprar, por ejemplo, los ingredientes posta en un barrio chino, seguir la receta verdadera y no arriesgarse a que le den un plato mal hecho y en un restaurante cualquiera.
Es fácil identificar a quien se considere hipster, incluso sin saber que esa palabra existe. Están los que les encantan las antigüedades y objetos de segunda mano en la cocina, como teteras, tazas, copas, sartenes, etc; los que procuran no comer en franquicias ni locales de comida rápida, sino lugares sencillos y atendidos por sus dueños; los vegetarianos, vegano o flexitariano, debido a razones filosóficas; los que consideran que mientras más artesanal y desconocido sea un productor, más les interesa conocer lo que ofrece; los que dicen que los chefs celebridad le aburren, y consideran más interesante el que se va a hacer su arte a un lugar remoto o tiene un pequeño bistró con una propuesta indie; y hasta los que evitan los snacks industrializados, en especial aquellos hechos por grandes corporaciones con un sabor globalizado.
En la red pueden encontrarse ciertos de recetas. Una de estos platos exóticos es el Frike, de Oriente Medio. Es una de las recetas clásicas de Líbano, Siria, Jordania. Se trata de trigo verde ahumado y tostado, una vez que se cuece, como el arroz, se le añaden frutos secos (especialmente almendras y pistachos), así como diferentes verduras. A partir de ahí, cada hogar y restaurante tiene su propio modo de servirlo. Hay lugares donde le añaden queso local con un resultado tan calórico como delicioso.
Otro ejemplo la Ramen Burger de Estados Unidos. Nació hace dos años en Nueva York, de la mano de Keizo Shimamoto. Su restaurante Smorgasburg ofrece la fusión más exótica jamás vista en Brooklyn: a una hamburguesa clásica se le cambia el pan por una masa de fideos chinos compactados en forma de disco y fritos.
También existe una característica importante a destacar. Hay platos que pueden considerarse exóticos, pero al volverse poco a poco populares, ya sea por el boca a boca que generan las redes sociales o dirigidos a una masa de personas mediante un medio de comunicación social, pronto el plato puede convertirse en una celebridad, convirtiéndose en una moda, lo que amerita que surja otra receta. Es el ciclo de la vida de lo nuevo y popular, suplantado luego por algo novedoso.