La temática de los restaurantes con decoraciones portentosas o estructuras adornadas por paisajes naturales, representan un valor comercial lucrativo, y en el mundo existen pocos lugares que cuentan con tales privilegios.
El cristal es el único elemento que divide al mar de los comensales en el restaurante Ithaa Undersea, ubicado en Las Malvidas. También es considerado uno de los locales más excéntricos construidos debajo del mar, siendo esta característica un atractivo para degustar un “Faru man” del arrecife. Este es uno de los platillos estrellas de este restaurante, que le permite comer a sus visitantes, mientras la vida marina emerge y revolotea tras los vidrios, con total naturalidad.
Esperar un bacalao a la brasa, en sartén o guisado, mientras mira las aguas termales volcánicas es un gusto que se pueden dar los turistas en Lavas, un restaurante de Islandia, que se encuentra dentro de la región de Blue Lagoon, un balneario geotermal que está en un campo de lava.
Santorini presume ante los turistas una de las mejores vista de Oia, la localidad griega llena de vinos, imágenes para postales y mar, y en el restaurante Red Bycicle publicitan la vista cristalina del mar griego, que se convierte en un centro turístico de referencia.
Tokio deja a un lado la naturaleza e impone la arquitectura moderna como baluarte turístico- gastronómico tras la invención de Sky Restaurant 634, un local ubicado a más de 375 metros de altura, que brinda una vista de 60 kilómetros de distancia hacia la ciudad. Su gastronomía es refinada, y también costosa.
Dubai logró combinar armoniosamente los elementos naturales con las estructuras rígidas de concreto, para mantener el balance dentro de esta ciudad. Pierchic mantuvo esa esencia, al ser construido “encima” del mar con un estilo excéntrico en el menú de mariscos.
Una cueva suele ser relacionado con oscuridad y asilamiento, pero en Kenya, representa uno de sus restaurantes más famosos, el Ali Barbour’s Cave Restaurant, donde la vista al cielo es directa y una estructura de coral actúa como armazón, mientras los comensales degustan unas ostras frescas de Kilifi.
El centro Labassin Waterfall disfruta de los beneficios que le aporta la naturaleza en Filipinas a los pies de las cascadas. Este restaurante refresca a los turistas por sus mesas ancladas a un rio, donde se puede caminar descalzo para sentir el rumor de las piedras bajo el agua.
Bankok compite con Tokio por sus rascacielos y altos ventanales que proyectan la ciudad. El Restaurante Sirocco forma parte de esta vista que proyecta desde una terraza del piso 63 del hotel Lebua. Es un restaurante costoso, pero si el objetivo es disfrutar de la vista, tiene una gran barra de licores donde pasar la noche.