Minimalismo gastronómico: degustaciones de 5 centímetros

Los exponentes de la gastronomía contemporánea concentran su atención en los elementos innovadores que se posicionen como tendencia, del mismo modo que una noticia se vuelve trending topic en Twitter. En esta categoría se ha colado el minimalismo, que ha trascendido de la arquitectura a la gastronomía, y ha llegado para quedarse.

Esta modalidad de presentar un platillo minimalístico es mostrar poco, en platos grandes y porciones pequeñas de alimentos llenas de detalles.

Pero existen más características que definen al minimalismo en la cocina. Entre ellos se encuentran los sabores y texturas que se podrán encontrar en el mismo plato, pero en diferentes bocados; además, los alimentos deben medir hasta cinco centímetros, y suelen tener figuras geométricas muy básicas.

Esta tendencia también ha experimentado fusiones dentro de su innovación, para exhibir platillos que simulen obras arquitectónicas de gran envergadura, sobre todo en España. Los responsables de esta nueva modalidad lo denominan como una “interpretación” de las distintas corrientes arquitectónicas.

Un ejemplo de esta nueva manera de interpretar el arte de la edificación la realizó el chef español Vicente Fortea, quien estructuró una degustación con manzana, dándole luminosidad al bocado junto a la tarrina de Foie sustentada por un trozo de pan con un corte triangular, para recrear al Centro de Salud de Palma Nova.

El montaje de este tipo de platos juega con el olor, el sabor, la textura, pero también son importantes el tamaño, los colores y la ubicación de cada pieza en el plato. Los colores negro y blanco sin texturas son los más utilizados para el fondo de estos platillos, y son los preferidos para la fotográfica gastronómica por su simplicidad y exaltación del color.

El minimalismo gastronómico se identifica con la aplicación de la psicología del color para hacer las presentaciones más apetitosas. Se utiliza la gama de colores con una base común del circulo cromático, pero en diferentes proporciones como en las ensaladas, pimientos y olivas, pero también se usan tonos de la misma gama, pero de intensidades distintas.

Por último, el contraste simple combina colores de distinta gama, pero igual intensidad para lograr el matiz que se requiere al preparar una degustación con poco contenido, pero con amplia diversidad.

Como el color es parte esencial de la apariencia minimalista, también se debe tomar en cuenta la temperatura de los alimentos y sus tonalidades. En el caso de un producto claro, se requiere un recipiente oscuro. Para los alimentos calientes, lo ideal son los colores vivos, con tendencia a rojizos o sus derivados; por último, los productos fríos, combinan con los colores fríos.

Esta técnica puede incorporar el método de deconstrucción que consiste en utilizar y respetar armonías ya conocidas, transformando las texturas, formas y temperaturas de los ingredientes.

Sin embargo, la desventaja de la cocina minimalista es la porción reducida de cinco centímetros, que puede resultar insuficiente, en el caso de que el platillo haya sido muy bueno para el comensal.

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