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Arte y Gastronomía

Vino y coctelería: empatía desconocida

El vino, la bebida sagrada citada en la biblia como un líquido que alegra el corazón del hombre, ahora tiene combinaciones infinitas gracias a la coctelería; aunque para algunos escépticos,es usado con “irreverencia”, ya que reducen este arte a un concepto peyorativo como el “sacrificio del mosto”.

En la mixología sólo se necesita creatividad e inventiva para dominar el arte de la mezcla sin miedo a equivocarse. El vino es de compleja combinación en la coctelería, pero en el momento que se encuentran los acompañantes adecuado, el resultado es fantástico.


La receta más conocida en la coctelería de un cóctel compuesto de vino es la sangría, un representante leal del morapio, que pese a la mezcla, se respeta con prudencia el sabor del licor base; es decir, el zumo fermentado y macerado de la uva, convertido en un delicioso tinto.

La sangría es, sin duda alguna, el cóctel de combinación con vino más popular entre todos los tragos.

Un vermut rojo, brandy o -en algunos países- la sidra es el acompañante que genera la sensación de tomar un cóctel ligero en cuanto a la graduación alcohólica se refiere. También se complementa con zumo de limón o naranja, junto a un macerado de especias que le otorgan sustancia y la vez dulzura.

Diego Cabrera, un argentino radicado en eEspaña, realza los sabores de la sangría con orejones, pasas e higos secos; además, se añaden varas de canelas que se maceran por un par de día hasta obtener una de las bebidas más deseadas de Madrid.

El “esnob” del vino puede contrastar bien en un cóctel Obispo, conocido por incorporar al vino Borgoña como el protagonista de la mezcla. El jugo de limón y naranja junto al azúcar empolvorado, puede crear una bebida astringente con un toque dulce al finalizar la degustación.

Un ponche con vino es una rareza, pero lo extraño es la poca difusión del cóctel Fidel en el menú de los lounch bar y eventos sociales al estilo outdoor. Esta bebida densa y cremosa a base de té y limón, es una dedicatoria al ex presidente de Cuba, Fidel Castro; es por esto que el ron- el modificante del cóctel- debe ser ron cubano, aunque no es molesto si se utiliza otra bebida con denominación de origen.

¡Por favor, un Zapatero Cabernet!, es una de las proclamas que se escucharán en algunas de la tabernas del noroeste de España, donde se popularizó esta cóctel que contiene limón fresco, azúcar y soda junto a un cabernet sauvignon con cuerpo.

Hasta ahora, en el maridaje se tomaba en cuenta para el balance entre la intensidad del plato y la intensidad del vino, pero ahora, se considera que los sabores complejos de un vino pueden armonizar combinados con elementos que pueden parecer incompatibles.

Tal es el caso del Blackberry Cola, una fusión entre el brandy, una bebida de coca, jerez seco, jerez dulce junto a un buen vino tinto, que genera una potente que parece difícil de digerir, pero en realidad es más sencillo y delicioso de lo que parece.

Un cóctel de gran armonía de sabores es el Blackberry Cola / Foto: Eat and Cools

El Queen Charlot es otra de las novedades de la coctelería donde una bebida pareciera, a simple vista, que no llevara vino. Pero en realidad, contiene un morapio con granadina y lima-limón, que se sirve como una opción dulce y divertida para cócteles en fiestas.

 

 

 

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Esta entrada fue modificada por última vez en 5 mayo, 2021 09:40

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Stephanie Lozada

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Publicado por
Stephanie Lozada
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