La fusión entre la creatividad y la tecnología, es el entorno nativo de la generación de Millennials, que ha incrementado el uso del smartphone para consultar recetas y ha olvidado revisar la biblioteca.
El marketing culinario evoluciona para mostrar distintas maneras de hacer las cosas, y dejar un espacio para una nueva alternativa. Esto se proyecta en la gastronomía y en otras áreas donde la modificación de lo establecido es posible, como la customización de la ropa o diseños arquitectónicos.
La generación de los “rebeldes con causa” no se atiene a los lineamientos; más bien se dedican a perseguir su inventiva hasta conseguir un elemento diferenciador, que refleje lo que desean expresar.
El New York Times denominó a los nacidos entres 1980 y los 2000 como el grupo contemporáneo con mayor formación de toda la historia, pero también los más “consentidos”. ¿La explicación? Hacen más preguntas y no se conforman tan fácilmente.
Los Millennials también son descritos como prácticos en comparación a los Generación X, y esta tendencia la trasladan a la cocina. Olvidan los viejos artilugios de un show culinario, y se dedican a cocinar para comer y conseguir un buen sabor.
Investigar es otra de las propiedades que se le atribuye a la generación del milenio, donde limitarse a los platos tradicionales no es una opción. Las corporaciones han visualizados el crecimiento de la cultura gastronómico a través de su curiosidad.
El éxodo también forma parte de esta difusión gastronomía diversa, que representa un factor influyente en la globalización culinaria.
Directores de empresas relacionadas al mundo de la alimentación mantienen en constante vigilancia a esta generación, que resulta ser la más consumista de todas, generando ingresos al mercando mundial de más de $600 mil millones al año, según estudios realizados por Tetra Pak.
Una de las características que se les endosa a los jóvenes pertenecientes a esta línea del tiempo, es el cuidado de la salud y la alimentación. También existe una demanda de experiencia que contrasta con el poco consumo de las comidas tradicionales, con un mensaje claro: no sé niegan a probar, mientras sea seguro.
El equilibrio entre el precio y el valor de la comida es lo que más evalúan los jóvenes, utilizando el “consumo inteligente”, donde la mayoría recurre a un lugar por las referencias como mejor método de compra, para evitar “tragos amargos”.
El mercado culinario debe atacar con fuerza este segmento a través de las redes sociales, mantener una presencia activa en las distintas plataformas y mostrar con libertad lo que se vende, para atraer potenciales clientes.
Para ellos, un restaurante caro no siempre vende la mejor comida, así que se les podrá encontrar en humildes tabernas o pequeños comedores populares para satisfacer el paladar. Probarán muchas opciones antes de catalogar a una como su favorita.
Esta colectividad disfruta la cocina. La vive con pasión y no por obligación, una particularidad que diferencia a los millennials de los baby boomer.
Un estudio realizado por Think With Google, Mcgarrybowen y Kraft Foods, reseña que las primeras 100 búsquedas relacionadas con la alimentación están asociadas a ideas para mejorar la preparación de comida, utilizando elementos orgánicos.
Aprovechar la adicción a la tecnología de este segmento debe ser la mira de los restaurantes e industrias gastronómicas, tomando en cuenta que 83% de los millennials duermen junto a su Smartphone.
Esta entrada fue modificada por última vez en 25 mayo, 2019 09:33
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