La practicidad en la cocina es una de las cualidades más valoradas por los cocineros amateurs o los chefs profesionales por igual. Su importancia reside en la gran cantidad de tiempo y procesos innecesarios que nos ahorramos por conocer datos claves.
Algunos serán sorprendentes otros serán muy lógicos, pero todos son positivos a la hora de agilizar nuestra estancia en la cocina. Una de las preocupaciones de los que deciden día tras día cocinar vegetales, es mantener su color saludable. Si esa es su disyuntiva, lo mejor es que le agregues zumo de limón al sartén, como si fuera una capa de aceite de oliva.
El secreto está en los ácidos del limón que ayudarán a conservar sus flavonoides, los compuestos responsables de la pigmentación de los vegetales, haciéndolos tan saludables y apetitosos.
Si seguimos hablando del limón le encontraremos mayores propiedades, y es por esto que se debe exprimir al máximo el potencial que nos pueda brindar. Si eres de las personas que sólo usa el exprimidor para sacarle todo el jugo a este fruto, les informamos que han perdido sustancia desde hace mucho.
El truco es aplastar suavemente el limón contra una superficie dura como si fuera plastilina que vas moldear, y luego se hace un corte transversal en el limón para obtener todo el zumo de este fruto.
La cantidad de trucos que existen para el uso del limón refleja la importancia que tiene en la cocina. Elimina el exceso de sabores, puedes sancochar en su jugo y además, podés hacer limonada; así que si deseas reutilizarlo después de haberlo cortado, todo lo que necesitas es un palillo de madera.
Si sólo necesitamos una rodaja o dos de ese limón, ya que lo vamos a servir como decoración en un cóctel o porque requerimos unas gotas para darle gusto a un platillo, queda un fruto casi entero que se desperdiciará si lo dejamos al descubierto y sin la protección requerida.
El palillo cumple la función de sujetador, que sella el limón con el pedazo restante. Esto aplica sólo si lo cortó en el medio o un cuarto del fruto, no en las puntas.
Para cocinar un huevo sancochado o duro no es necesario ser un genio, pero si lo quieres hacer mejor que el método tradicional, acá te traemos la solución. Una pequeña perforación en la parte baja del huevo hace que este no se sancoche demasiado y pierda sus propiedades vitamínicas.
Este se debe a la cantidad de aire que puede dejar entrar, que evita la resequedad excesiva de la yema; de lo contrario, la cocción excesiva provocará ese olor delatador del azufre que indica que la yema se convirtió en una masa gris verdoso, un signo inevitable de una cocción prolongada.
Si no quieres que la comida se te enfrié mientras la sirves, entonces debes poner a calentar tus vajillas. Este truco es válido sólo para platos realmente resistentes al calor, ya que se debe atemperar los platos-según la comida- .a 200º en el horno para platos “calientes”, mientras que aquellas degustaciones frías deben pasar por lo menos 20 minutos en la nevera.
Esta entrada fue modificada por última vez en 11 junio, 2019 00:17
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